sábado, 15 de diciembre de 2007

Todo en su justa medida...

Hablar con todo el mundo y a todas horas es algo que me sale de muy dentro... y es que no puedo evitarlo...(Vengo de familia andaluza. Sí la otra mitad de mi familia es gallega pero de ellos solo me ha quedado el buen apetito jejeje)
El caso es que los taxistas no iban a ser menos. Cada vez que me cojo un taxi a casa (ultimamente bastante... es algo proporcional: a más frío, más dinero invertido en taxis)charlo un rato con el taxista. De Aranjuez, de lo bonita que es Madrid, de fútbol (No me gusta pero es lo que tiene vivir dentro del campo de acción del Calderón los días de partido. ¡Aparque quien pueda!)e incluso de los efectos de la inmigración, el cambio climático y, por supuesto, de Gallardón. (No hay madrileño que se aprecie que no hable, al menos una vez al día, de nuestro queridísimo Gallardón). Pero el otro día la cosa pasó de castaño oscuro.

Estábamos de fiesta pero decidí irme pronto a casa, era miércoles y el próximo búho salí dentro de 45 minutos... Solución: taxi. Encontré uno justo en Augusto Figueroa (la calle de la plaza de Chueca) y claro el taxista tonto no era. empezó hablando del barrio, de como estaba antes de que lo salvaran los gays. Siguió contandome que él había estado una vez co un hombre pero que no le había gustado y una cosa lleva a la otra y me preguntó que si me gustaban las mujeres. Yo que tengo un orgullo que me puede y no sé callarme cuando debo... dije feliz que sí. Esto nos llevo a entrar en tópicos tipo: ¿Y quién es el hombre de las dos? ¿y la tijera? Yo que peco a veces de ingenua traté de explicarle porque esas cosas sson mitos... El caso es que cuando me estaba devolviendo el cambio el tio ni corto ni perezoso me soltó:
-¿Te follarías a una rumana de estas y yo miro?
Obviamente mi respuesta fue negativa pero el no contento con el primer no alegó:
-Venga hombre que yo la pago.
Claro os podeis imaginar mi para de estupefacción.
Por un momento pensé en dejar que se quedara con el cambio y echar a correr a casa. Pero el hombre muy majo él me dio el cambio (procuré por todos los medios no tocarle la mano... sabía que la izquierda había estado todo el rato en volante... pero la derecha ai!! la derecha...)

En fin, creo que he aprendido la lección (o no...), en cualquier caso ¿qué les pasa a al gente? ¿Nos hemos vuelto todos locos??

2 comentarios:

Caris dijo...

Qué miedo Betty!! estas cosas sólo te pasan a ti... de verdad... puaj, qué asquete de taxista, cochino... a saber de qué conocía a la rumana. Ciao pescao

Anónimo dijo...

DIOS .....

Pero que clase de taxista degenerado te toa a ti?

Que sepas que el otro dia colviendo del elastico una puta me asalto, jajaja, lo mismo era tu rumana

Ya sabes que a los homrbes hetero eso de las dos lesbianas les pone como una moto (no entiendo porque) jeje.